
Definición
La Psicología Transpersonal es una rama de la psicología que reconoce la importancia de las dimensiones espirituales o cósmicas y el potencial evolutivo de la consciencia. El término suele englobar una serie de pensadores y psicólogos que habiendo desarrollado diferentes estilos terapéuticos tienen en común la aceptación de espiritualidad del ser humano.
Un poquito de historia
Nace a partir del interés por el estudio de la consciencia a finales de la década de los 60′, con aportaciones de Abraham Maslow, Roger Walsh, Frances Vaughan, Stanislav Grof, Arthur J. Deikman y Charles Tart. Su objetivo es el estudio de la búsqueda humana de realidades trascendentes, la integración entre cuerpo y mente y la necesidad humana de autorealización.

Para la visión transpersonal el psicoanalisis abrió las posibilidades de comprensión de la psique humana. Carl Jung fue quien por primera vez utilizó el término transpersonal para referirse al «inconsciente transpersonal» como sinónimo del «inconsciente colectivo». Jung considera que la psique es multi-dimensional, existen diferentes «niveles de consciencia » y cada uno tiene diferentes características y se rigen por diferentes leyes.

Intervención terapéutica
La Psicología Transpersonal contempla los diferentes niveles de consciencia y promueve otra apertura, la dimensión espiritual del ser humano, sin descuidar el estudio del ser humano sano.
La Psicología Transpersonal ha desarrollado una visión integral de la evolución de la consciencia humana que contempla los aportes de todas las grandes escuelas de psicología contemporánea y los últimos avances en el resto de la ciencia, al lado de la sabiduría ancestral de la humanidad.
A partir de este enfoque aporta modelos integrales que permiten conectar con la esencia de la naturaleza humana y herramientas prácticas para su evolución: contempla el despertar de la intuición, la captación del carácter de misión y el sentido trascendente en los actos cuotidianos, constituye la esencia de esta mística que lleva a su plena realización a todo proyecto personal y organizacional.
El abordaje terapéutico que propone esta psicología no necesariamente tiene por qué ser hablada aunque puede serlo. Para aquellos pacientes que trascienden sus dificultades y empiezan a afrontar otro tipo de conflictos, relativos a la trascendencia del yo, se usan experiencias activadoras de estructuras internas como puede ser la meditación, técnicas de respiración, danzas extáticas,…
En este contexto, la terapia trabaja según el nivel de consciencia al cual se encuentre el paciente conservando la consciencia del espectro total de la existencia. Se detecta el nivel de consciencia del paciente para ayudarle a superar los conflictos propios de este nivel, una vez el paciente está dispuesto a seguir hacia nuevos niveles experienciales, el proceso se va ampliando.

¿QUÉ HACEMOS EN EL PROCESO TERAPÉUTICO?

Esta corriente de la psicología ha estado presente únicamente los últimos 10 años de mi formación profesional y ya está incorporada en mi trabajo dentro de la consulta. Esto es lo que a menudo me hace redescubrir que el proceso terapéutico que se propone es ecléctico para poder ofrecer la atención personalizada a las necesidades de cada paciente. Hay personas que prefieren no entrar en ciertos espacios de la mente, las profundidades del inconsciente pueden abrumar a algunos y siempre desde el respeto, el trabajo se realiza pensando en la seguridad del paciente y su bienestar, confrontando hasta donde se considera adecuado para obtener un sano desarrollo.
A menudo las personas que se acercan a la terapia vienen con un motivo de consulta específico, solicitando ayuda para algún problema o dilema sobre aspectos de su vida diaria. Pero detrás de estos motivos, se esconden inquietudes espirituales que se detectan a medida que avanza el proceso. Suele ocurrir que las personas no pueden producir el cambio que buscaban al principio del proceso de forma inmediata, pero sí que van ampliando su consciencia para descubrirse a cada paso y aceptar su forma de andar por la vida.
Las sesiones habladas se combinan con ejercicios para poder fijar en el cuerpo la experiencia, es la forma de que no se volatilice tan fácilmente. Hay que tener en cuenta que los seres humanos olvidamos y para ello hay técnicas que permiten prolongar el recuerdo.
Algunos de estos ejercicios pueden ser: meditaciones, ejercicios de percepción sensorial, visualizaciones guiadas, ejercicios de relajación, manipulaciones corporales, dibujos,… algunas veces usamos música para guiar una práctica o técnicas de respiración si se necesita acceder a otros estados de consciencia. Las sesiones suelen ser habladas, pero si se realiza alguno de estos ejercicios puede que la palabra sea lo último que se utiliza, como una forma al finalizar para terminar de integrar las experiencias.
No significa esto que nos pasamos la sesión meditando, pero sí que se dan en la consulta las pautas y recursos necesarios para que la persona pueda practicarlo en casa. A fin de cuentas una sesión semanal o quincenal de una hora aproximada, sino va acompañada de un trabajo personal difícilmente podrá tener los efectos que suelen requerir las expectativas del paciente.